Una práctica habitual en toda disciplina deportiva es el escuchar a viva voz a un entrenador o al equipo de preparadores que componen un staff que estimulan y alientan con epítetos a veces un poco de alto calibre desde las bancas a un atleta o bien a un equipo que esta disputando un deporte, si éste es de elite y esta compitiendo no solo por el triunfo en cuestión también con una prerrogativa a posterior con pódium entre los mejores en su categoría, a esto se suma una jugosa cantidad de dinero en premios si se trata de una competencia profesional y por supuesto dependiendo de la categoría del deporte y torneo tienen abiertas posibilidades de un merchandising futuro aumentando por otro carril los ingresos ya sea como rostro de un o unos ganadores por naturaleza publicitando diversas marcas comerciales no necesariamente de carácter deportivas.
El deporte como es sabido no solo fomenta competitividad de quienes lo practican, es una forma de vivir, conocer los trabajos en equipo, fortalecer la disciplina, la salud mental y hoy por hoy es una de las plataformas para alejar la droga y adicciones a todo nivel en particular en la juventud, sin lugar a discusión la práctica rutinaria de algún deporte contribuye a una sociedad francamente mejor más sana e inspirando a generaciones futuras.
Algo semejante pero con otra visión es el estímulo y fortalecimiento en las fuerzas armadas a sus nuevos integrantes donde se incentiva y exalta el patriotismo casi en forma chovinista y la eventual protección a como dé lugar incluso con la vida del territorio nacional, esta característica de enseñanza y practica es inherente a los ejércitos en toda latitud que probablemente esta estudiado que es el método más efectivo que debe ser impuesto para los recién subordinados en estas instituciones, cabe mencionar a propósito de un buen entrenamiento que usa la motivación y los desafíos para su gente desde la jerarquía de mando jamás deben ser denigrantes con abuso y o humillación al de menor rango siendo la dignidad y el bienestar psicológico una base quizás mal entendida para algunos; en resumen el respeto e integridad deben ser prioritarios en cualquier contexto inclusive en la familia castrense.
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